Hay un sitio muy particular que ha tenido un crecimiento acelerado en los últimos años, se trata de Zona Esmeralda, ubicada al norte de la Ciudad de México, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, y es un polo en crecimiento en el sector inmobiliario. 

¿Por qué se convirtió en una comunidad emergente de lujo? ¡Muy fácil! La combinación de factores que incluyen exclusividad, calidad de vida y una excelente conectividad con la capital del país. Integrada por algunos fraccionamientos como Chiluca, Club de Golf Valle Escondido y Rancho San Juan, la Zona Esmeralda ofrece residencias de lujo rodeadas de paisajes naturales y campos de golf. Este ambiente brinda privacidad y tranquilidad, características altamente valoradas por quienes hoy en día buscan un estilo de vida exclusivo sin alejarse de la ciudad.

Si nunca has ido, no te estoy hablando de un lugar al que debes llegar en helicóptero (aunque podrías hacerlo sin problema), lo que quiero decirte es que solo haces 35 minutos de trayecto hacia zonas como Polanco o Narvarte, y que tienes la ventaja de decir adiós al Periférico e irte por la autopista Chamapa-La Venta, que en menos de 5 minutos permite a los residentes desplazarse sin enfrentar altos niveles de tráfico, mejorando significativamente su calidad de vida.

Para quienes viven aquí, una de las cosas que más se disfruta es la convivencia con la naturaleza, ya que está situada en un área elevada y rodeada de abundante vegetación, por lo que los  índices de contaminación son más bajos en comparación con otras zonas metropolitanas. Las áreas verdes, lagos y presas ofrecen espacios para actividades recreativas al aire libre, promoviendo también un estilo de vida saludable.

¿Qué hace la vuelve un polo en crecimiento?

He tenido la oportunidad de relacionarme con varios vecinos del lugar y siempre hay un punto en el que coinciden: la infraestructura de la Zona Esmeralda, que incluye una amplia gama de servicios de alta calidad, ha dado a los residentes el acceso a colegios de excelencia, restaurantes de alta gama, hospitales de prestigio y clubes deportivos de lujo. Además, la zona ofrece actividades recreativas como golf, equitación y deportes extremos, satisfaciendo diversas preferencias y necesidades.

Y no quitemos la atención de inversionistas, ya que la zona representa una oportunidad atractiva debido a su alta plusvalía y demanda constante. En los últimos cinco años, áreas como Bosque Esmeralda han mostrado un incremento significativo en su valor, respaldado por la calidad de vida y los servicios disponibles en la región.

Tanto inversionistas como compradores finales encuentran en esta zona una opción que satisface sus expectativas de seguridad, confort y rentabilidad.

Un poco de historia

Fue a finales de los años 50 cuando inició el proceso de urbanización de Zona Esmeralda con el establecimiento de industrias y fraccionamientos pioneros como Jardines de Atizapán, Las Arboledas y Club de Golf La Hacienda. 

Durante los años 60, Zona Esmeralda experimentó un crecimiento sostenido con la autorización de nuevos desarrollos habitacionales. 

Pero, comenzó su expansión en la segunda mitad de los años setenta como una urbanización exclusiva en un entorno natural. Muchos de sus primeros residentes llegaron desde Ciudad Satélite. 

Lo que detonó su crecimiento fue la construcción de la autopista México-Querétaro, el Chamapa-Lechería y la modernización del periférico, lo que facilitó la conectividad con la Ciudad de México. 

En la actualidad, Zona Esmeralda se distingue por su baja densidad de población, amplias áreas boscosas y un alto poder adquisitivo, consolidándose como una de las zonas residenciales más exclusivas del Estado de México.

Zona Esmeralda es, sin duda, un caso de éxito en el desarrollo inmobiliario del Estado de México. Lo que comenzó como un proyecto exclusivo en un entorno natural hoy es una comunidad que combina lujo, seguridad y calidad de vida, que está en el radar de inversionistas y familias que buscan algo más que una casa: un estilo de vida.

Y si el crecimiento de los últimos años nos dice algo, es que esto apenas empieza.